En algunos casos puede ser necesario complementar los programas nutricionales con un test de intolerancia alimenticia. A través de una pequeña muestra de sangre, podemos conocer aquellos alimentos que pueden perjudicar nuestra salud.

En personas obesas que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado pérdidas de peso, al eliminar de la dieta alimentos frente a los que se presenta sensibilidad alta.

Se han encontrado mejorías entre la mitad y los dos tercios de los casos, que han cumplido la dieta establecida por su médico, suprimiendo los alimentos que a través de los análisis, se han mostrado menos recomendados. En general, la mejoría se percibe entre los 20 y 60 días de haber instaurado la dieta adecuada.

Se trata por tanto, de una opción importante a tener en cuenta en el grupo de patologías descritas, y que pueden mejorarse simplemente, suprimiendo la causa o alimento que los provoca.

 

Algunos de los efectos que pueden producir ingerir alimentos no adecuados:

 

  • Trastornos gastrointestinales (50%): dolores abdominales, constipación, diarrea, hinchazón, síndrome del colon irritable. Es la patología que más induce a pensar en una intolerancia alimentaria.

  • Procesos dermatológicos (16%): acné, eczema, psoriasis, rashes, urticaria, picor.

  • Trastornos psicológicos (11%): Ansiedad, letargia, despresión, fatiga,  náuseas, hiperactividad (principalmente en niños).

  • Molestias neurológica (10%): dolor de cabeza, migraña, mareo, vértigo.

  • Molestias respiratorias (10%): asma, rinitis, dificultad respiratoria. Es estos casos se puede solapar con un  proceso alérgico.

  • Otros (3%): artritis, fibromialgia, articulaciones inflamadas.

La genética es responsable del 40% de las causas de obesidad. El análisis genético de la obesidad busca conocer qué proporción de la obesidad del paciente puede atribuirse a factores genéticos y cuál va a ser su respuesta a las distintas opciones de dieta. Esta prueba de diagnóstico, está indicada para personas con sobrepeso u obesidad no mórbida. Gracias a este test podemos identificar:

  • La tasa de metabolismo basal, es decir, saber  si consumimos más que gastamos y, por tanto, cómo reaccionaría nuestro organismo si lo sometemos a una dieta hipocalórica.

  • Si el gasto energético está asociado al ejercicio físico.

  • Si existe riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular asociada al sobrepeso.

  • A las mujeres con tendencia a engordar en el postparto.

Las personas que den negativo en este test, podrán atribuir su obesidad, sin duda alguna, a un problema de malos hábitos alimenticios pudiendo enseñar al paciente qué debe comer para llevar una buena alimentación y que ésta no repercuta de manera negativa en su organismo.

El Índice de masa corporal (IMC), es uno de los métodos más fiables y sencillos para calcular el peso ideal de una persona en función de su altura y peso. Este índice es válido para un adulto hombre o mujer (18 a 65 años). A pesar de que no hace distinción entre los componentes grasos y no grasos de la masa corporal total, éste es el método más práctico para evaluar el grado de riesgo asociado con la obesidad.